Febrero empezó con “polémica energética” después de que la Comisión Europea incluyera el pasado 02/02/2022 al gas natural y a la energía nuclear dentro de la taxonomía de “energías verdes/sostenibles”.
El run run viene de lejos, porque en los últimos meses ha habido un intenso debate sobre el tema. Así, Francia abogaba por incluir a la energía nuclear en esta categoría, algo a lo que se oponía Alemania que hacía campaña para incluir en la taxonomía al gas natural.
La propuesta presentada parece satisfacer los intereses tanto de la pro-nuclear Francia como la pro-gas Alemania. De este modo, ambas energías tendrían una consideración similar a las renovables clásicas como la eólica o la solar, a pesar de los residuos -en el caso de la nuclear- o de la emisión gases de efecto invernadero, como ocurre con el gas natural.
¿Qué es eso de la Taxonomía Verde Europea?
Esta es la definición de taxonomía según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:

La llamada “taxonomía verde europea” es una vía para que inversores y empresas puedan diferenciar qué proyectos afectan (negativamente) al clima y al medio ambiente. Para ello, la Comisión ha impulsado una nueva clasificación basada en las recomendaciones de expertos y científicos. En este texto, entre otras cosas se han incluido de manera transitoria y bajo muy estrictas condiciones las fuentes como el gas natural y la energía nuclear como puente hacia un futuro en el que predominen las energías renovables.
Podría verse como un manual de instrucciones diseñado para describir lo que se considera una actividad o inversión empresarial sostenible. Si una actividad o inversión está alineada con esta taxonomía, se considera que es sostenible. De esta forma se espera crear la suficiente seguridad para los inversores, protegiéndolos del llamado “greenwashing” (sostenibilidad “de cara a la galería”, no real), dirigiendo las inversiones donde más se necesitan, ayudando a las empresas a planificar la transición y a reducir la fragmentación del mercado.
Es importante destacar que la propuesta no supone una barra libre para la proliferación de centrales nucleares o ciclos combinados de gas natural:
- Las centrales nucleares serían consideradas “centrales limpias” si reciben el permiso de construcción con anterioridad a 2045.
- En el caso de las centrales de gas, serán consideradas como “verdes” aquellas ya construidas que emitan menos de 100 gr de CO2 por KWh y las de nueva construcción que no superen los 270 gr por KWh, si bien Bruselas exigirá que las nuevas plantas sustituyan a una que sea más contaminante y que esa necesidad no pueda cubrirse con renovables.
El Ejecutivo comunitario reconoce que ni el gas ni la energía nuclear son verdes, pero las considera necesarias para descarbonizar la producción energética y reducir a cero las emisiones de carbono en 2050, tal y como fija el Pacto Verde de la UE.
El documento presentado por la Comisión Europea tiene la forma jurídica de acto delegado complementario, y tras un periodo para su debate de 4 meses (ampliables a 6), pasará a ser definitivo con la aprobación por parte del Consejo y Parlamento europeos, comenzando a aplicarse a partir del 1 de enero de 2023.
Nunca es fácil una negociación de la Comisión, pero en este caso será incluso más complicado llegar a un acuerdo: además de la Francia “pro-nuclear” y la Alemania “pro-gas natural”, otros países europeos como Austria, Países Bajos, Suecia y Dinamarca se oponen a considerar el gas una energía verde y/o la nuclear, como es el caso también de Austria y Luxemburgo. El Gobierno de España, por su parte, rechaza que ambas tecnologías entren en la taxonomía verde
¿Puede ser “verde” el Gas Natural?
Según el propio MITECO: “El gas natural es el combustible fósil con menor impacto medioambiental de todos los utilizados, tanto en la etapa de extracción, elaboración y transporte, como en la fase de utilización.”
“Las consecuencias atmosféricas del uso del gas natural son menores que las de otros combustibles por las siguientes razones:
- La menor cantidad de residuos producidos en la combustión permite su uso como fuente de energía directa en los procesos productivos o en el sector terciario, evitando los procesos de transformación como los que tienen lugar en las plantas de refino del crudo.
- El gas natural se caracteriza por la ausencia de cualquier tipo de impurezas y residuos, lo que descarta cualquier emisión de partículas sólidas, hollines, humos, etc.
- La misma pureza del combustible lo hace apropiado para su empleo con las tecnologías más eficientes: Generación de electricidad mediante ciclos combinados, la producción simultánea de calor y electricidad mediante sistemas de cogeneración, climatización mediante dispositivos de compresión y absorción.
- Se puede emplear como combustible para vehículos, tanto privados como públicos, mejorando la calidad medioambiental del aire de las grandes ciudades.
- Menores emisiones de gases contaminantes (SO2, CO2, NOx y CH4) por unidad de energía producida.
Así que sustituir centrales térmicas de fuel oil o de carbón por centrales térmicas de gas natural supone una mejora para el medioambiente, aunque no se resuelva por completo el problema de las emisiones de CO2. Además, en la extracción y transporte de gas natural se producen fugas de metano, un gas que aunque tiene menor permanencia en la atmósfera que el CO2 tiene un efecto invernadero aún mayor que este.
En un intento de reducir la dependencia respecto al gas ruso que llega al país a través de gasoductos, Alemania impulsará la construcción de dos terminales de GNL. Estos proyectos serían un ejemplo de las inversiones que podrían beneficiarse de la taxonomía verde.
Hay que considerar que Alemania tiene 44GW de generación térmica de carbón (la más reciente se puso en marcha en 2020) y 30,5GW de generación térmica con gas natural, por lo que en su caso el pasarse al gas natural es un movimiento verde.
En lo referente a España, he leído noticias contradictorias en cuanto a la reactivación de la interconexión por gasoducto entre España y Francia, imprescindible para que España pueda servir como suministrador de gas para el resto del continente, aprovechando las plantas regasificadoras (España es el país europeo con más instalaciones para recibir y almacenar GNL). En este enlace, afirman que Bruselas urge a España a reforzar las interconexiones gasísticas con Francia, pero eso no es todo; los gasoductos están diseñados para que el gas circule desde su origen -Rusia, en el este- hacia los consumidores en el oeste del continente y actualmente no son reversibles al 100%.
¿Puede ser “verde” la Energía Nuclear?
Si consideramos las emisiones de CO2, desde luego, la nuclear es la tecnología de generación eléctrica con menos emisión de CO2 por KWh generado y además de las más fiables, lo que supone una ventaja sobre la generación renovable.
En este enlace hay datos de disponibilidad por tecnología de generación referidos a 2017 y en este otro, referidos a 2018: 100.314 GWh de producción anual con 48.612 MW de potencia renovable instalada.
Si hacemos cuentas, esta potencia funcionando las 24h todo el año debía producir una energía 48.612 MW *365 días * 24h = 425.841,120 GWh, sin embargo, sólo da 100.314 GWh, o sea, un 23,55%. Hay que tener en cuenta que estos son datos referidos a todo un año, en periodos más cortos, esta disponibilidad podría ser incluso peor.

Entre las razones esgrimidas para oponerse a la energía nuclear están los antecedentes de los accidentes de Fukushima (Japón) en 2011 y Chernobil (Ucrania) en 1986 y la preocupación por los residuos nucleares.

Si la energía nuclear pudiese recibir financiación avanzarían las investigaciones para mejorar los métodos de almacenamiento de residuos, desarrollar nuevos reactores en los que el aprovechamiento del combustible fuese mayor (con lo que se reduciría la cantidad de residuos), el desarrollo de SMR, el reaprovechamiento del combustible gastado, reactores con una capacidad de producción más flexible (los españoles prácticamente funcionan como generación todo o nada, por eso son la generación de base del sistema), el uso de reactores nucleares para la producción de hidrógeno… o al menos, permitir extender la vida útil de las actuales centrales nucleares en óptimas condiciones operativas.
Conclusiones
La UE no considera verdes o sostenibles ni el gas natural ni la energía nuclear, pero reconoce que son soluciones temporales hasta que se consiga un mayor despliegue de energías renovables (solar y eólica, fundamentalmente). Con su inclusión en la taxonomía pretende facilitar la financiación de proyectos relacionados.
Es innegable que atendiendo exclusivamente a las emisiones de CO2 el uso de la tecnología nuclear o el gas natural supone una mejora en cuanto a la descarbonización de la generación eléctrica.
Lo ideal es que la producción eléctrica sea completamente libre de emisiones, pero a día de hoy la generación renovable tiene el problema de que su producción no es constante, depende de las horas de sol (el día y la noche, la época del año, la latitud) y de la meteorología (los aerogeneradores pueden funcionar sólo dentro de un rango de velocidad de viento).
Esto no se soluciona simplemente aumentando la capacidad de generación: si no hay viento o sol, da igual cuántos aerogeneradores o paneles solares tengamos instalados, porque no habrá generación. Si por el contrario, tenemos demasiada generación, habrá que desconectar aerogeneradores porque como vimos en un artículo anterior dedicado al sistema eléctricola premisa fundamental para el sistema es mantener en todo momento y en tiempo real el balance entre consumo y generación.
Este inconveniente podría resolverse mediante algún sistema de almacenamiento que permitiera guardar el exceso de producción renovable para verterla a la red en los momentos en los que la producción sea deficitaria y/o aumentando las interconexiones entre los distintos sistemas eléctricos del continente.
La energía nuclear es imprescindible en la Transición Energética, según afirma la IEA en este informe de 2019 y más recientemente la revista Nature Energy ha publicado un informe que recoge la opinión científico-técnica al respecto. Según los autores del trabajo, “la energía nuclear puede jugar un papel crucial ayudando al mundo a alcanzar los objetivos de reducción de emisiones a la atmósfera en el año 2050. Sobre todo en países con menor acceso a fuentes energéticas basadas en el sol o el viento”.
Con la tecnología actual, la energía nuclear funciona como generación de base, regular y constante, a la que se añadiría la generación renovable (más variable). Para cubrir la demanda total, y a falta de gran capacidad de almacenamiento que pueda aportar energía a la red por grandes periodos de tiempo (actualmente esta función la cumplen las centrales hidráulicas de almacenamiento), serán necesarias tecnologías regulables y de respuesta rápida, como por ejemplo, las centrales térmicas de carbón, o mejor de gas natural por sus menores emisiones de CO2.

Quizás el fallo haya sido incluir a la energía nuclear y al gas natural dentro de la misma categoría que la energía solar o la eólica, lo que ha indignado a los ecologistas más recalcitrantes y ha arrastrado a la opinión pública. Tal vez habría que haber recalcado su importancia para asegurar el suministro a unos precios razonables y con esas razones ayudar a su financiación, en lugar de hacerlo poniéndoles la etiqueta verde sin explicar al público su importancia.
Sobre el gas natural, es cierto que se reducen las emisiones de CO2 con respecto a otros combustibles como fuel oil y/o carbón, aunque ya vemos el problema que estamos viviendo ahora. Tal vez podría pensarse en utilizarlas con biogas/biometano procedente de residuos y así reducir la dependencia exterior.
Con los actuales tiempos de construcción para centrales nucleares -recientemente se ha inaugurado en Finlandia el reactor Olkiluoto 3 (OL3), con 13 años de retraso y 11.000 millones de sobrecoste o los continuos retrasos y problemas en la construcción de la central de Hinkely Point C en Reino Unido– dudo de que puedan autorizarse y ponerse en servicio centrales nucleares con la suficiente velocidad y antes entre en funcionamiento potencia de generación renovable (solar y eólica) con almacenamiento que pueda reducir la necesidad de las centrales de gas como respaldo del sistema, pero eso no está garantizado.
Gracias a una publicación de Javier Guijarro García en LinkedIn llegué a esta gráfica extraída del IEA World Energy Outlook 2021 (tenéis el enlace en la sección Para saber más) y el hecho que señalaba era preocupante: mientras que las inversiones en Oil & Gas estaban en niveles acordes con la política NZE (Net Zero Emmisions, Emisiones Netas Cero en 2050), las inversiones en Energías Renovables son tres veces menos de las necesarias para alcanzar ese mismo objetivo.

Es decir, nos estamos librando de las energías fósiles con un ritmo adecuado, pero no estamos desarrollando al mismo ritmo las energías renovables que deben sustituirlas. Las consecuencias: déficit energético y energía más cara, como estamos viendo ahora, cuando las energías renovables no han sido suficientes y dependemos en exceso del gas natural (encarecido por su escasez) y a diferencia de otros países nuestras posibilidades de utilizar centrales térmicas de carbón es muy limitada porque hace tiempo que empezamos a cerrarlas.
Además, aunque nuclear y gas natural no son bien vistas por la opinión pública, se observa un aumento en el rechazo a otras tecnologías. ¿Creéis que no habría oposición a la construcción de más embalses para generación eléctrica? (una solución que no puede aplicarse en cualquier sitio, además de que probablemente se verían afectados por el cambio climático y los periodos más frecuentes y duraderos de sequía) y que ya estamos viendo a diario con la oposición de los vecinos de áreas rurales a la proliferación de parques eólicos o plantas fotovoltaica.
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Para saber más
La taxonomía verde europea, ¿qué es y por qué es importante?, post de la Comisión Europea de fecha 25/01/2022.
¿Qué es la taxonomía verde de la UE?,post del 22/02/2021 en la web Ágora
Europa ante el dilema de la energía nuclear, artículo del 18/03/2015 de Fernando Arancón en la web El Orden Mundial.
El adiós a la energía nuclear en la UE, infografía en la web El Orden Mundial.
La descarbonización y su precio, ¿más dependencia europea de Rusia?, artículo del 26/02/2022 de Fernando Belinchón en Cinco Días.
Indignación entre los expertos de la UE por considerar “verde” la energía nuclear, artículo del 03/02/2022 en The Objective.
World Energy Outlook 2021 informe de la International Agency of Energy. En este enlace hay un resumen ejecutivo de 15 páginas en español. Es una lectura interesante para hacerse una composición de lugar del problema, ya que en muchas publicaciones se observa una tendencia muy simplista de considerar la electrificación como la solución para los problemas energéticos.
Energía nuclear en el marco de la taxonomía de la Unión Europea, artículo del 23/02/2022 en la web de Foro Nuclear.
Energía nucleoeléctrica y cambio climático. Artículo en la web de la IAEA, el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
Más que una fuente de electricidad sin más. Producción de hidrógeno mediante energía nuclear para un futuro con bajas emisiones de carbono. Artículo en la web de la IAEA, el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
La Energía Nuclear salvará el Mundo,de Alfredo García (@operadornuclear)
Editorial Planeta, 2020. ISBN: 9788408226772
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